Aterrice, descanse del viaje en la Antigua y amanezca en un nuevo mundo. Piérdase en las calles de la ciudad que fue la capital de la Capitanía General de Guatemala.

Durante los días siguientes vaya descubriendo el altiplano indígena: a lo largo de la cordillera, desde las orillas del lago de Atitlán hasta los volcanes de Quetzaltenango, pasando por los mercados de Chichicastenango, San Francisco El Alto, Zunil, Almolonga y Totonicapán.

Vuela a Tikal, y descubra la gran metropolí maya inmersa en la selva tropical del Petén. Si le atrae la aventura al estilo de Indiana Jones, visite los sitios de Ceibal y Aguateca ; Quiriguá, donde se encuentran las estelas más altas;  Copán en Honduras y obras maestras de la escultura precolombina. Y en el camino de regreso, tome un descanso en la costa del Caribe en Livingston o en la bahía de Amatique.

Sugerimos de una semana a diez días como mínimo, siendo necesarias dos semanas para un descubrimiento más profundo. Por ejemplo: si dispone de más tiempo: la costa del Pacífico, Iximché, Nebaj, Cobán, Rio Dulce, Yaxhá, extensiones a Belice, México, Honduras, …